jueves, 10 de noviembre de 2011

Ella ama las mañanas y las bufandas rayadas, 
su gata acicalándose en el jardín, su persiana antigua
y todo lo que guarda el marco podrido de su ventana.

Su mandíbula es floja,floja para masticar carne,
ágil para articular un beso,pero no besos mentirosos,
su boca no sabe mentir.

Prefiere los sures y poco le importan los nortes,
no entiende los paraguas,transaría por un poco de lluvia.
Le gusta vestir abrigos,sobre todo si le dan un aire misterioso.
Le divierte hacer muecas en el espejo,cambiar la voz y ocupar un seudónimo.

Cree que ser mujer es haber tenido suerte
y que poder jactarse de ello es una dicha.

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