domingo, 27 de febrero de 2011

Dos negritas al unísono


Mi sombra no es más que cualquier anónima, una completa desconocida que se cuelga de mis zapatos, una intrusa sin escrúpulos, una loca egoísta, sin apodo, sin peinado, sin vestidos, una sombra en devenir otra. Los días nublados cuentan a mi favor… Pero que ventaja tan  inútil si siempre asecha un rayo de luz a la vuelta de la esquina, un sol todo poderoso que le vuelve a dar vida, que placer tan efímero, tan poco probable.
Siempre en el límite de la multiplicidad, siempre en el borde, siempre en la orilla. Cuando al fin seas, no querré separarme nunca más de ti… O tal vez me preguntaré por  qué haberlo esperado tanto, y añoraré los tiempos en que huías de lo definitivo, añoraré los días soleados en que solías sorprenderme.