(No estaba el sol ni la luna, solo el cielo repleto de nubes sin reina ni rey).
El nuevo paisaje entró por sus vidriosos ojos y viajó por su sangre hasta estremecerla en su vientre, sintió que todos los pájaros que cantaron esa mañana para despertarla volaron más abajo de su ombligo.
El nuevo paisaje entró por sus vidriosos ojos y viajó por su sangre hasta estremecerla en su vientre, sintió que todos los pájaros que cantaron esa mañana para despertarla volaron más abajo de su ombligo.